EVANGELIO DÍA 27 DE JUNIO



Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor Su viaje a Jerusalén. Envió por delante a mensajeros, que fueron a una aldea de Samaria para prepararle alojamiento, pero los samaritanos no quisieron recibirle, porque se daban cuenta que se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto le dijeron: “Señor, si quieres, diremos que baje el fuego del cielo para que acabe con ellos”. Pero Jesús se volvió y los reprendió. Luego, se fueron a otra aldea. Mientras iban de camino, un hombre dijo a Jesús: “Señor, deseo seguirte a dónde quiera que vayas”. Jesús le contestó: “Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde recostar la cabeza”. Jesús dijo a otro: “Sígueme”. Pero él respondió: “Señor, déjame primero a enterrar a mi padre”. Jesús contestó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”. Otro le dijo: “Señor, quiero seguirte, pero deja primero que me despida de los míos”, Jesús le contestó: “El que pone la mano en el arado y vuelve la vista atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

(Lucas 9, 51-62)



MEDITACIÓN



Hemos sido llamados a seguir a Jesús. La pregunta que nos hacemos es: ¿Cómo?, ¿quién puede hacerlo?. El Evangelio de hoy nos da una respuesta sencilla y cierta: Sigue a Jesús el que es valiente, el que está lleno de verdad y amor en todo, a todas horas, toda su vida.



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