UNA DE LAS MISIONES DE LA ORDEN DEL TEMPLE: RESTAURAR LOS VALORES



He aquí, el desarrollo de unas reflexiones, para nuestros hermanos y hermanas Templarios, para ayudarnos a restaurar algo vital que la sociedad ha perdido: Los Valores. Porque, ¿quién no tiene que inculcar a otros o en sí mismo algo tan importante como esto?. Ninguno de nosotros, podemos soslayar ni uno solo de los conceptos que voy a ir analizando y mostrando a mis hermanos, pues ellos constituyen el alma de todo el sentir de un auténtico Templario. Quiero por tanto, ser clara, profunda y breve en lo posible, pues sabemos que muchos usan más palabras que las necesarias para decir más cosas de las que saben y toman por trivialidad lo que es sencillez.

Llevada, sin embargo, de la convicción de que son personas capaces, aquellas que logran simplificar lo complejo y menos capaces en cambio, aquellas que suelen complicar lo sencillo, todo lo que expongo a continuación está dirigido a los que les interese y por eso intento esbozarlo para que sea entendido con el menor esfuerzo posible, tratando de evitar, que la dificultad os desanime de entrada. Sin embargo, lo que se expone y escucha sin ningún esfuerzo, se ha escrito a veces con gran fatiga, pues junto a la necesidad de clarificar, se encuentra el peligro de embrollarse y la exigencia de esforzarse para evitarlo.

Esforzaros en todo caso y haced de la necesidad virtud. Basta escuchar algo con atención para que se vuelva interesante, pues no existe en el mundo un asunto sin interés, lo que existen son personas que no se interesan. Solo el desinterés, almuerza con la abundancia, come con la pobreza, cena con la miseria, y va a acostarse al fin con la muerte. Al menos, no sed pesimistas de entrada, pues el optimista ve una oportunidad en toda calamidad y el pesimista ve una calamidad en toda oportunidad.
                                        
Hay sin embargo un tipo de pesimismo del que nadie habla: El de quienes se forman, se forman y se forman, para no entrar nunca en la acción, ignorando la razón de que muchos de nuestros problemas se queden sin resolver, es porque le tenemos miedo a las acciones  que podrían aportar soluciones. En definitiva, tenemos miedo a la vida y preferimos la abstracción. Contra esto, y a pesar de que nadie esté libre de miedos, este trabajo procurará comerse sus propios miedos defendiendo la formación durante la acción y la acción durante la formación. Nada de esperar hasta el Juicio Final, pues éste tiene lugar todos los días en todos los rincones de la Tierra. Por esto, este trabajo de caballería, va dedicado a todos mis hermanos y hermanas, esperando les sea de utilidad.

(continuará)

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