En aquel tiempo dijo Jesús: “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero. Por tanto os digo: No estéis preocupados por lo que habéis de comer o beber para vivir, ni por la ropa con que habéis de cubrir vuestro cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa?. Mirad las aves del cielo: Ni siembran, ni siegan, ni almacenan en graneros la cosecha, sin embargo, vuestro Padre que está en el cielo les da de comer. Pues bien ¿acaso no valéis vosotros más que las aves?. Y de todos modos, por mucho que uno se preocupe ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?. ¿Y por qué estar preocupados por la ropa?. Mirad como crecen los lirios del campo, no trabajan ni hilan. Sin embargo os digo que ni aún el rey Salomón, con todo su lujo, se vistió como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno ¿no os vestirá con mayor razón a vosotros, gente falta de fe?”.
(Mateo 6, 23-24)
MEDITACIÓN
Un corazón dividido es un corazón inquieto. Cuando intentamos adorar a Dios y al dinero, no conseguimos centrarnos, ni encontrar la paz que necesitamos. Nos sentimos lejos de Dios, asidos a un puñado de arena. Para ser verdaderamente felices, hemos de buscar a Dios por encima de todas las cosas.
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