EVANGELIO DÍA 13 DE NOVIEMBRE



Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar siempre y no desanimarse. Les dijo: “Había en el pueblo un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Y en el mismo pueblo, vivía también una viuda, que tenía planteado un pleito y que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. Durante mucho tiempo el juez no quiso atenderla, pero finalmente pensó: Yo no temo a Dios ni respeto a los hombres, Sin embargo, cómo esta viuda no deja de molestarme, le haré justicia, para que no siga viniendo y no acabe con mi paciencia. El Señor añadió: “Pues bien, si esto es lo que dijo aquel mal juez, ¿cómo Dios no va a hacer justicia a sus escogidos, que claman día y noche?. ¿Los hará esperar?. Os digo que les hará justicia sin demora. Pero cuando el Hijo del Hombre venga ¿encontrará todavía fe en la Tierra?”.
(Lucas 18, 1-8)

MEDITACIÓN

El tiempo de Dios no es nuestro tiempo; sus caminos no son nuestros caminos. La oración nos prepara para aceptar Su voluntad en todas y cada una de sus manifestaciones, hasta que llegue el tiempo de Dios. Entonces, cuando hayamos pasado de la exigencia a la aceptación, Dios nos dará lo que más necesitamos.

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