EVANGELIO DÍA 4 DE MAYO



En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo. El que cree en el Hijo de Dios no está condenado, pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de Dios. Los que no creen, ya han sido condenados, pues, como hacían cosas malas, cuando la Luz vino al mundo, prefirieron la oscuridad a la Luz. Todos los que hacen lo malo, odian a Luz, y no se acercan a ella para que no se descubra lo que están haciendo. Pero los que viven conforme a la verdad, se acercan a la Luz para que se vea que sus acciones están de acuerdo con la voluntad de Dios.
(Juan 3, 16-21)

MEDITACIÓN

Que pocos entienden, que el regalo más grande, ya lo diste, Dios nuestro. ¿Quién puede valorar, medir, comprender esta entrega?. En la penumbra del entendimiento, todavía esperamos signos, señales y prodigios, mientras algunos, en silencio, ya han comprendido que no habrá Luz más grande que la que vino y fue rechazada.

© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.011