LAS TENTACIONES (XII)



Las asechanzas a Jesús

Desde el primer instante de Su predicación evangélica y Su primera acción liberadora, que aconteció según Marcos, en la Sinagoga de Cafarnaún con la curación de un endemoniado, las autoridades religiosas, especialmente los encargados de las casas de oración, los fariseos, que eran los letrados, escribas y doctores de la Ley, agudizaban sus sospechas en torno a Jesús, e iniciarán una asechanza que irá creciendo hasta convertirse en una persecución estresante que culminaron con las claras acusaciones de condena.

Este choque con las autoridades religiosas se centra con los dos grupos más importantes y detentadotes del poder religioso: Los fariseos en las Sinagogas y los caduceos en el Templo. Estos grupos no eran numerosos sino por el contrario, minoritarios, si se tiene en cuenta la población de Israel, que era alrededor de un millón de personas en al siglo I. De fariseos habría unos cinco o seis mil y de los caduceos, se puede decir que era una escasa minoría, como mucho unos 500 ó 600 hombres. A pesar de su poca cantidad, ambos grupos monopolizaban la representatividad religiosa. Existía un grupo relativamente numeroso de los llamados Esenios, que serían unos cuatro mil, y su comunidad de monjes del desierto, establecida en Qumrân, junto al mar Muerto.

Hay muchos enigmas históricos en relación a los Esenios, aunque la versión más probable dice que un Sumo Sacerdote macabeo (el sacerdote sacrílego de los escritos de Qumrân), relevó del cargo a otro sacerdote sadóquida, el cual tras ser destituido se alía con grupos fundamentalistas que existían ya y como Maestro de Justicia, hizo de la comunidad formada por aquellos grupos, un templo vivo destinado a sustituir el culto de Jerusalén, que consideraba ilegítimo por haber sido profanado. La incidencia social de los Esenios era irrelevante, dado su sentido de no inmiscuirse en las realidades temporales y de hecho, los Evangelios no los citan. Qumrân fue destruido en los años 66-67 por el general Vespasiano, durante la sublevación de los judíos contra Roma, que culminaría el año 70 con la destrucción de Jerusalén y su templo. Veamos a continuación, las características más relevantes de fariseos y saduceos, dada su clara incidencia en la vida y muerte de Jesús.

Tanto fariseos como saduceos, nacen a mediados del siglo II a.C. Tienen un origen común en la primera persecución religiosa desatada por el rey de Siria, Antioco IV Epífanes, si bien sus divergencias religiosas los distanciarían y enfrentarían andando el tiempo, aunque se unirán en el cerco a Jesús.

Ante la prematura muerte del joven macedonio Alejandro Magno, su inmenso Imperio, que abarcaba casi todo el mundo conocido, fue repartido entre varios generales. A Seleuco le tocó el gobierno de Siria y Mesopotamia y a Tolomeo el de Egipto. Por lo que respecta a Judá, fue objeto de disputa entre ambos monarcas y tras dos décadas de escaramuzas, por fin se delimitó el territorio y Judá paso a poder de los Tolomeos, lo cual le dio una relativa paz a la zona.

Con su soberanía nacional anulada desde hacía siglos, Judá no pasa de ser un pequeño municipio eclesiástico muy clericarizado por la influencia de los sacerdotes y levitas, así como por la ausencia de Profetas. Después, ante los constantes intentos de los Seléucidas, sucesores de Seleuco de Siria, sucede que Judá y Jerusalén pasan a depender de esa dinastía en el año 197 a.C. Pero el verdadero conflicto estallará bajo el gobierno del mencionado Antíoco IV, que decretará la helenización forzosa y obligatoria de todos sus territorios, y en connivencia con los sucesivos Sumos Sacerdotes, Jerusalén se ve obligada a soportar la presencia de una guarnición militar, colonias paganas y hasta la entronización de Zeus en su propio templo.

Melenao, Sumo Sacerdote por orden del rey, prohibe la observancia del sábado, la circuncisión y la celebración de las fiestas religiosas. Comenzaba pues la primera gran persecución religiosa de la historia del pueblo judío y apostatar o morir, son las únicas disyuntivas. Y aunque hubo apostasías, la indignación del pueblo va en aumento, hasta convertirse en resistencia armada encabezada por la familia sacerdotal de los Asmoneos. Matatías y sus cinco hijos, que huirían al desierto y las montañas para organizar la lucha, tendrán el apoyo de las gentes piadosas y celosas de su Ley, los Asideos.

Sucederá a Matarías su hijo Judas, apodado el Macabeo (martillo), por su capacidad de machacar a sus enemigos, y de victoria en victoria, reconquistará Jerusalén y hará purificar el templo. Pero a la muerte de Judas las divisiones se harán decisivas con la sucesión de su hermano Jonatán, que asumió el cargo de Sumo Sacerdote que no le correspondía, porque no pertenecía a la descendencia de la familia de Sadoc. Este gran escándalo inaceptable para muchos judíos que acompañaron la lucha dirigida luego por los Macabeos, dará origen a la formación de los dos grandes grupos religiosos que ostentarán el poder en tiempos de Jesús.

(continuará)

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