LAS ARMAS DE LA MILICIA DE DIOS (I)






La Biblia dice: “ Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra Milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas...” (2 Corintios 10:3-4).



En la batalla que hay, en frente está Satanás. Y para librarla, no podemos ver con nuestros ojos físicos, no podemos atraparlo físicamente, de lo que se deduce que nuestras armas tampoco se ven o se tocan.



Descripción de algunas armas:

1.- Oración.

2.- Fe.

3.- Santidad.

4.- Dones del Espíritu Santo.



1.- ORACIÓN. La oración es invisible, intocable; es imparable. Es indestructible, extremadamente poderosa, e invencible.

Cuando te arrodillas para orar dices: “Padre nuestro que estás en los cielos”, tu Padre en el Cielo te prestará atención. Y cuando dices “en el nombre de Jesús”, llamas la atención de Dios Hijo, porque en Juan 14:14, tenemos la promesa de “ que si pedimos cualquier cosa en Su nombre, Él lo hará”. Cuando se ora en nombre de Jesús, también se llama la atención de “ todos los aliados”. Que son:

· Dios Padre.

· Dios Hijo.

· Dios Espíritu Santo.

· Los cuatro seres vivientes.

· Los veinticuatro ancianos.

· Los Arcángeles.

· Los Querubines.

· Los Serafines.

· Los Santos.

· Todas las cosas en la tierra.

· Los Angeles que patrullan.

· Todas las cosas debajo de la tierra.

En Filipenses 2:9-11,: “Por lo cual Dios también exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los Cielos, en la Tierra, y debajo de la Tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.

El Espíritu Santo sabe que no sabes como orar y que eres un discípulo de Jesús. Cuando te oye decir: “Padre celestial, en el nombre de Jesús....”, sabe que este discípulo quiere orar y no sabe como orar, y se dice: “antes de que cometa algún error, voy a ayudarle”.

En Romanos 8:26 dice: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros como gemidos indecibles”.

Por tanto, tras la invocación de todos los aliados enfocas la atención del Universo en ti. Y cuando oras, también saben exactamente quién ora.

En Hechos 9:10-11: “Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.

Y el Señor le dijo: Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, el ora.....”

LO QUE INVALIDA LA ORACIÓN:

1.- EL PECADO. “El no habría escuchado si yo no hubiera confesado mis pecados” ( Salmo 66:18). Dios es perfecto y no puede tolerar el pecado en nosotros, como consecuencia, le resta poder a nuestras oraciones. Dios nos perdona cuando confesamos el pecado y este desaparece. “Porque perdonare la maldad de ellos, y no me acordare más de su pecado” (Jer. 31:34). Dios perdona y en ese momento se restaura nuestra relación y nuestra oración vuelve a cobrar poder. La oración evita que pequemos. El pecado evita que oremos.

 

Parece difícil terminar con el pecado, pero somos nosotros los que lo hacemos difícil, porque no nos atrevemos a firmar un finiquito con el pecado persistente.....

 

1Pe 4:1-3: Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado.
2: No vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias, de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.
3: Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías.

Es clara la Escritura, ¡ Basta ya el tiempo pasado¡ termina con el pecado.

(continuará)

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