¿QUIEN FUE JUAN? (V)




Por vez primera en la historia coincidió el cargo de Maestro, el segundo de Moisés, no se olvide nunca esto, con el cargo de rey, y además, un rey que había sido ungido, hecho que desde Saúl no ocurría, pues al ser Sumo Sacerdote como descendiente de Aarón, tenía que ser ungido y bañado en aguas.                                       

Si Juan Bautista era el descendiente directo de Aarón, por parte de su madre, es lógico sus palabras a sus discípulos,  cuando habla que él decrecerá para el crecimiento de Jesús, pues su obligación es estar al servicio del rey. Pero cuando entrega su vida para el crecimiento de Jesús, lo que hace es entregarle su cargo sacerdotal. ¿Por qué hace esto?.

Juan el Bautista fue criado según las doctrinas Esénias y egipcias, al igual que Jesús, y veían que las reglas del Templo de los judíos estaban impuras y obsoletas, pues obedecían el ritual de la Ley. “El que es de la tierra es terreno y como terreno habla; el que viene del  Cielo está sobre todos”, (sJ 3.29). Los Esenios se consagraban y obedecían al sacerdocio de Melquisedec, y no al de Aarón. Por tanto, vemos aquí que los judíos tenían dos sacerdocios diferentes, y no el del Templo, recogido por Moisés, el de Aarón, el cuál nació de pecado, pues Aarón estuvo con el pueblo cuando adoraron el Becerro de Oro, y no confió en la palabra de Yahvé, junto a Moisés, en Cades; hecho que provocó que ambos no entraran en el Edén.

Sin embargo, el sacerdocio de Melquisedec, se recoge así en Hebreos, 7-28; “La Ley, en efecto, instituye Sumos Sacerdotes a hombres débiles, pero la palabra del juramento posterior a la Ley establece al Hijo, hecho perfecto para siempre.” Esta perfección procede de su juramento, Hebreos, 7-20; “Tanto más cuanto que esto no se realiza sin juramento. Mientras que aquellos fueron instituidos sacerdotes sin juramento, éste lo fue con juramento por aquel que le dijo: Juró el Señor y no se arrepentirá; tú eres sacerdote para siempre”. Esto es precisamente lo que hace superior la alianza, cuya garantía es Jesús. Además, mientras aquellos sacerdotes fueron instituidos en gran número, porque la muerte les impedía permanecer en su función, éste, en cambio, posee un sacerdocio inmutable porque permanece para siempre. De ahí proviene que pueda salvar perfectamente a aquellos que por Él se acercan a Dios, estando siempre viviente para interceder en su favor.”

Cuando Juan el Bautista es decapitado, y su cabeza enterrada en el Templo de Salomón, está realizando un ritual, a través del cuál, se le da muerte a la antigua Ley, la del sacerdote terrenal, pues nace y muere, y no es para siempre, pues es de la tierra, y le da vida al sacerdote de Melquisedec, aquel que juró y es para siempre.

(continuará)

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