EVANGELIO DÍA 23 DE ENERO




Cuando Jesús oyó que Juan estaba en la cárcel se dirigió a Galilea. Pero no se quedó en Nazaret, sino que se fue a vivir a Cafarnaín, a orillas del lago y de Neftalí. Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Profeta Isaías “Tierras de Zabalón y de Neftalí, más allá del Jordán a la orilla del mar: Galilea de los paganos. El pueblo que andaba en oscuridad, vio una gran luz, una luz que iluminó a los que vivían en sombras de muerte”. Desde entonces, comenzó Jesús a proclamar: “¡Volveos a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!”. Jesús paseaba por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos: A Simón, también llamado Pedro y a Andrés. Eran pescadores y estaban echando la red al agua. Jesús les dijo: “Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres”. Al momento dejaron sus redes y se fueron con Él. Un poco más adelante, vio Jesús a otros dos hermanos: Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en una barca reparando las redes. Jesús les llamó y al punto dejaron ellos la barca y a su padre, le siguieron. Recorría Jesús toda Galilea enseñando en la Sinagoga de cada lugar. Anunciaba la buena noticia del Reino y curaba a la gente de toda clase de enfermedades y dolencias.

(Mateo 4, 12-23)



MEDITACIÓN



La llamada de Jesús no es a hacer grandes o pequeñas cosas por Él, Su llamada es a seguirle, ir detrás de Él, a hacer Su mismo camino y convertirse, como Él, en pescadores de hombres. Pregúntate si de verdad estás siguiendo al Maestro y si te has convertido en pescador de hombres. Lo demás, da igual.



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